jueves, abril 18, 2024
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El camino sin salida que recorren las personas que viven con VIH para contratar un seguro

En México hay 345,980 personas que han sido detectadas con VIH desde 1984 hasta noviembre del 2022, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud. La mayoría de ellos estaría excluido de los seguros médicos o de vida por representar un riesgo enorme para las compañías.

Cristian Torres vive con VIH indetetectable, hace un par de meses tuvo que costear una cirugía en un hospital privado porque no tiene IMSS. Esta cirugía no tiene relación alguna con el VIH y, de hecho, fue producto de complicaciones que todas las personas pueden desarrollar.

Desde entonces ha buscado contratar una póliza de seguro de gastos médicos para estar cubierto ante este tipo de eventualidades, pero no ha tenido éxito.

Las aseguradoras y sus agentes ofrecen los servicios con entusiasmo hasta que él menciona que vive con VIH, entonces le cuelgan las llamadas, no le responden los correos o simplemente le explican que no pueden venderle una póliza y si la consigue tendrá un costo mucho más elevado.

“A mí se me hizo muy raro porque los de los seguros regularmente lo que quieren es engancharte y ya había pasado meses desde que yo había contactado a varias aseguradoras después de mi operación. Entonces empecé a llamar yo y una de las agentes me dijo directo que se lo habían rechazado. Me dijo que ellos sabían los padecimientos y el perfil económico y todo eso, entonces puso que vivo con VIH y automáticamente no lo autorizan”, cuenta Cristian Torres en entrevista con El Economista.

En otras aseguradoras Cristian, un arquitecto independiente que reside en Guanajuato, avanzó un poco más en el proceso de presolicitudes o formularios de registro, pero de nuevo no tuvo respuesta de ningún agente.

“Ahí ya empiezas a sentir la discriminación, que igual es algo con lo que te acostumbras a vivir, pero es mucho más visibile. Desde el primer momento de niegan un derecho, entiendes que las aseguradoras funcionan por riesgos, pero ni siquiera te dicen que te va a costar más o te ponemos estas condiciones, nada”, dice Cristian.

Cristian tiene un primo que es agente de seguros, la cercanía le permitió contarle sin excusas las razones reales de por qué otros agentes no le venden una póliza: cuestan mucho y significan mucho riesto. También le dijo que la realidad es que si lograra contratar un seguro, probablemente costaría una fortuna, pagaría primas extras y la corbertura sería muy limitada. “Casi que me cubría sólo los servicios funerarios”, dijo.

Han pasado poco más de dos meses y Crisitan todavía no tiene una póliza de seguro, de algunas aseguradoras ya le dijeron que no pueden venderle un seguro porque “no es apto” y otras todavía no le han respondido.

“Nadie me ha dicho el costo real ni las características reales de una póliza, no he estado ni cerca de poder decir si la compro o no. Y la única información que he tenido fue de mi primo, no como agente sino como familia”, cuenta Cristian.

Así como Crisitan, en México hay 121,835 personas que viven con VIH y que reciben TAR (tratamiento antiretroviral), de acuerdo con cifras a junio del 2022 del Sistema de Administración, Logística y Vigilancia de Antirretrovirales de la Secretaría de Salud. Este universo de personas podría estar en busca de un seguro de gastos médicos o un seguro de vida y la mayoría de las veces no tendría éxito.

¿Qué dicen las aseguradoras?

Las aseguradoras funcionan con el riesgo y con base en eso se liberan pólizas e incluso para hacer válidas dichas pólizas también se debe cumplir con ciertas condiciones.

En el caso de las personas con VIH existe mucha falta de información y confusión sobretodo porque la situación es diferente para quienes contratan el seguro antes de contraer el virus y para quienes buscan contratarlo ya viviendo con el virus.

“El seguro es para cubrir riesgos a los que se ve expuesta una persona, el seguro te va a cubrir cualquier enfermedad que no padezcas cuando lo contratas y que contraigas después, entonces no te van a cubrir si tú tienes VIH”, explica Dolores Armenta, consultora y especialista en el sector asegurador entrevistada por El Economista.

La mayoría de las aseguradoras, para cubrir tratamientos de VIH, da un lapso de espera de dos años. El argumento es que muchas personas contratan el seguro sin saber que tienen VIH, entonces con esa “ventana de tiempo” las compañías se aseguran de que contrataste la póliza sin haber tenido el virus. Y esto aplica también para otras enfermedades.

“Las aseguradoras no pueden excluir el VIH, lo que especifican la mayoría de las veces son las enfermedades preexistentes. Por eso, es fundamental para los usuarios es revisar con detalle la vigencia y las condiciones de sus pólizas de seguro. Si contratas una póliza, no tiene exclusiones para VIH y en los dos primeros años no han registros o indicios de que tuvieras el virus, no debería haber ningún problema para que la aseguradora cubra tu tratamiento y las eventualidades relacionadas”, dijo la especialista.

Aunque cada caso es particular, algunas de las razones por las que la aseguradora podría rechazar la cobertura de VIH serían:

  • Preexistencia (ya se tenía el virus antes de la contratación)
  • Límites geográficos de la póliza (la cobertura era naciona y el usuario viajó al extranjero)
  • Límites económicos de la póliza (topes en el monto cubierto)
  • Límites en las instituciones médicas (especificaba algunos hospitales o unidades y el usuario asistió a otras)

Para casos como el de Cristian, en donde los usuarios buscan contratar un seguro que cubra eventualidades que no están relacionadas con su condición de seropositivos, la situación es otra.

“Para todos los servicios financieros, cuando se va a hacer una contratación se tiene que hacer una evaluación de riesgo. Y en casos como VIH o incluso diabetes, por ejemplo, se excluyen a quienes viven con este tipo de enfermedades porque su condición hace que sean más vulnerables y eso implica que el riesgo sea mayor para las aseguradoras”, dijo Armenta, también exfuncionaria en la AMIS (Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros).

Entonces, en estos casos el tratamiento de las solicitudes depende de la edad, género, peso y otras condiciones sociales y de salud de cada persona. Con la evaluación que se hace entre los profesionales de la salud y los actuarios que calculan el riesgo se toma la decisión de liberar o no las pólizas y sus costos y condiciones.

“Todos estos procesos tienen que ser objetivos y el precio y condiciones tienen que estar sustentados ante la Comisión de Seguros y Fianzas y cumplir con la Ley de Instituciones de Seguros y Fianzas”, agregó.

¿Hay seguros especiales para personas con VIH?

En México no existen pólizas especializadas en la población que vive con VIH, ni de gastos médicos menores, mayores ni seguros de vida. Aunque sí existen algunas -pocas- experiencias internacionales que valdría la pena analizar.

Algunos países como España, han prohibido explícitamente la discriminación contra personas que viven con VIH al momento de contratar seguros. Esto ha abierto la puerta para que las aseguradoras desarrollen coberturas especializadas para este grupo de la población.

¿A dónde acudir si te niegan una póliza o tienen tu proceso detenido?

La Condusef (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros) es la institución que actúa en primera línea con las quejas de las personas que buscan contratar o que ya tienen contratado algún tipo de seguro.

“Se presenta la queja, Condusef la revisa y da pie a una solución o arreglo entre la aseguradora y el usuario antes de llegar a juicios o tribunales”, dijo la experta.

En algunos casos, si las personas que buscan contratar algún servicio financiero son víctimas de algún episodio particular de discriminación por vivir con VIH o cualquier otro motivo, pueden también presentar una queja ante la Conapred (Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación).

Con las manos atadas

En México hay 345,980 personas que han sido detectadas con VIH desde 1984 hasta noviembre del 2022, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud. Cerca de la mitad están en adherencia al TAR, lo que significa que son indetectables, intransmisibles y que su calidad de vida podría ser la misma que la de una persona sin el virus.

Aunque muchas de estas personas están casi imposibilitadas para contratarse un seguro, los especialistas sugieren buscar otras alternativas de servicios financieros de prevención. Pero quienes, como Cristian están en esta situación es inevitable no sentir que el estigma, la discriminación y la invisibilidad les dejan sin derechos.

“Yo no quiero que me paguen mi tratamiento para VIH, yo quiero estar protegido para cosas que le pueden pasar a todo el mundo, incluso un accidente de auto, una caída o incluso para el dentista. No sé si tengo la capacidad adquisitiva de pagar una póliza, pero me la niegan antes de que pueda decidirlo”, finalizó Cristian Torres.

EL ECONOMISTA

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